¿Alguna vez te has preguntado como son tus conversaciones con los demás?
Te resultará interesante saber que la mayoría de nosotros conversamos con los demás sin
saber de qué forma lo hacemos, ni tampoco pensar cuál es el impacto que esas
conversaciones tienen en nuestras vidas. Como aprendiz de coaching fui poco a poco
tomando pasión por esta disciplina y varias distinciones llamaron mi atención. Una de ella
es el poder de las conversaciones.
Resulta interesante distinguir que podemos tener dos tipos de conversaciones, a unas las
llamamos privadas y a las otras públicas.
Las primeras son aquellas que tenemos todo el tiempo con nosotros mismos. De seguro te
ha pasado alguna vez pensar: “¿Estaré loco? ¿Acaso estoy hablando conmigo mismo? Esto
es común y es normal. Esta es una conversación que nos reservamos y decidimos no
compartir, queda en nuestro ámbito privado. Es más, cuando estamos en una conversación
con otro estamos en una conversación con nosotros mismos evaluando si hacer pública o no
esas conversaciones.
Las públicas por su parte con aquellas que decidimos tener con los demás. En mi relación
con esa persona esta conversación es pública.
¿Qué impacto tienen entonces en nuestras relaciones las conversaciones? ¡Pues mucho!
Toda relación es un espacio mutuo de inquietudes. Cuando nos abrimos a una relación
intima, estamos dispuestos a compartir aquello que normalmente mantendríamos en
reserva. Te preguntaras entonces: Por ejemplo… ¿Entonces debo conversar todo con mi
pareja? O…. ¿Debo decirle a mi compañero de trabajo todo lo que pienso?
Si bien no hay una fórmula déjame contarte que lo más sano en términos de relaciones – si
es que asumes responsabilidad por esa relación- es que evalúes si aquello que estas
revelando o que quieres hacer público será beneficioso para ese espacio que compartes.
También ten en cuenta que mantener en privado una conversación que debes hacer pública
como la de un reclamo por ejemplo es muy tóxico y suele suceder que estas conversaciones
privadas interfieren en nuestras relaciones y a la largo plazo obstruyen el camino hacia
nuevas posibilidades.
Entonces ¿Qué hago con todo eso?
Mucho de lo que sentimos y pensamos forma parte de nuestra conversación privada y
tenemos miedo (abro un paréntesis aquí para acotar : el miedo como emoción más
primitiva está presente siempre en todo) de hacerlo público pues consideramos que esto
podría molestar, herir, o simplemente interferir en nuestra relaciones.
En coaching decimos que toda esta información la ubicamos en una columna izquierda.
Esta columna es privada y está cargada de pensamientos, sentimientos, juicios, preguntas,
dudas, etc.
Una buena oportunidad de aprendizaje puede ser para esas conversaciones que nos
resultan insatisfactorias, donde a veces nos sentimos “empantanados” o “trabados” en esa
conversación. Sentimos que a pesar de lo que queremos comunicar la conversación no logra
su meta, sea cual fuera esta, nos quedamos ahí trabados.
A continuación voy a exponer una estrategia:
Este ejercicio requiere de hacernos algunas preguntas frente a una posible conversación y
luego de la misma:
¿Qué hace importante a esta conversación?
¿Qué te impulsa a tener esta conversación?
¿Te resulto fácil o rápido saber por qué?
¿Qué emociones podes reconocer en vos y en tu interlocutor?
¿Qué importancia tiene esta conversación en tu relación con el otro en cuestión?
¿Qué resultado estas estás buscando con esta conversación?
¿Tu foco esta en buscar una solución o en tener razón? ¿Y el foco de tu interlocutor?
¿Qué podrías cambiar en tu forma de conversar?
¿Qué puedes aprender de esta conversación que te sirva para mejorar tus futuras
interacciones?
¿Cómo te fuiste de esa conversación?
¿Qué hubiese sucedido si no ocurría?
Y si ocurrió ¿Qué cambio?
¿Cómo te sientes ahora?
¿Quedó algo pendiente por conversar?
¿Esta conversación como impacto en esa relación?
¿ Sientes que algo cambio?
Hacernos estas preguntas puede ser de gran utilidad para tener mejores conversaciones.
Resumiendo…como seres que habitamos en el lenguaje, todo el tiempo estamos en
conversaciones, ya sea con nosotros o con otros.
Las conversaciones nos permiten coordinar acciones . Participamos en conversaciones todo
el tiempo haciendo pedidos (¿me puedes ayudar con esto?) , realizando ofertas (si necesitas
ayuda avísame! ) , declaraciones (como “Te amo” o perdón) , afirmaciones , etc., que van a
tener una impacto en nuestra relación con los demás.
Cada relación se construye a través de las conversaciones. Nadie es experto en este tema,
aun así, si quieres saber la calidad y profundidad de tus relaciones debes mirar la calidad
de tus conversaciones. En términos matemáticos sería algo así : “La calidad de tus
relaciones es proporcional a la calidad de tus conversaciones”.
Un primer paso muy importante es tomar conciencia y registrarnos conversando ya que
habitualmente lo hacemos en automático. Te invito a tener mejores conversaciones y
recuerda que las conversaciones son un dominio que podemos diseñar.
Romina Torrá
Téc. Sup. en Orientación del Desarrollo Personal – Counseler.
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Coach Ontológico Profesional en formación