Imaginá un mundo construido sobre tecnología humana que opera por el bien común, fortaleciendo nuestra capacidad para enfrentar nuestros mayores desafíos globales”.
Ésta es la frase de bienvenida en el sitio web del Center For Humane Technology dirigido por Tristan Harris (científico informático quien ha dedicado su carrera a estudiar cómo las principales plataformas tecnológicas de hoy en día se han convertido cada vez más en el tejido social por el que vivimos y pensamos, ejerciendo un poder peligroso sobre nuestra capacidad de dar sentido al mundo.
La infoxicación es un término introducido por primera vez por Alfons Cornella ( físico teórico, fundador de la consultora de nuevas tendencias Institute of the Next.).
La infoxicación es el exceso de información. Es estar siempre «online», recibir centenares de informaciones cada día, a las que no puedes dedicar tiempo. Es no poder profundizar en nada, y saltar de una cosa a la otra. Es el «working interruptus» (interrupción del trabajo) . Es el resultado de un mundo en donde se prima la exhaustividad («todo sobre») frente a la relevancia («lo más importante»).
La búsqueda de información y la necesidad de estar actualizados constantemente en temas relativos a la realidad actual nos hacen dependientes de la información. Sin embargo, no siempre sabemos gestionarla de manera correcta.
Esta sobrecarga supone una incapacidad para gestionar todos los impactos recibidos diariamente.
Además, tiene consecuencias tan graves como una merma de la capacidad de concentración o situaciones de estrés o ansiedad.
Pensemos por un momento. ¿Qué hacés cuando te levantas a la mañana? O mejor dicho, desde que despertás ¿cuánto tiempo pasa sin que agarres tu celular?
En Argentina en promedio una persona pasa 9 horas en línea al día. Claro que no de manera continua, pero si sumamos las veces que controlás tu correo, más las veces que ingresas a tus redes sociales, más las búsquedas de un tema X que puedas hacer en internet, más las veces que controlás tus notificaciones, más el tiempo que chateas por Whatsapp; sin darte cuenta habrás consumido 9 horas de tu tiempo vital.
Con la popularización de estas plataformas y el uso masivo de internet la sobrecarga de información es cada vez más palpable.
Además, la democratización del acceso a la información y, también, de la producción de contenidos han ayudado en buena medida a saturar de contenidos los distintos medios al alcance de los usuarios.
La infoxicación puede considerarse, por lo tanto, una enfermedad propia de la era digital.
El Marketing Digital, a través de redes sociales y el internet de las cosas han aprendido técnicas de persuasión tan sobresalientes como invasivas y sin darnos cuenta somos manipulados a diario con información, anuncios y publicidades que en realidad no necesitamos.
Muchos negocios o emprendedores digitales han entendido muy bien los beneficios de estas estrategias de “marketing”. En la red abundan los cursos gratuitos, los ebooks descargables o los webinars en directo como propuesta de lead magnet, entre otros.
Además, en un mercado laboral altamente competitivo y exigente, los usuarios requieren formación continua para complementar la suya actual.
¿El resultado?
Una gran cantidad de recursos disponibles en los que el usuario no repara ni profundiza. Una información que resulta abrumadora y que, sin analizar, resulta estresante y poco útil.
No es necesario saber de todo. Es importante tener capacidad de especialización, evitar el ruido externo y ser hábil a la hora de consumir información de valor acerca del mismo.
El poder de persuasión de las técnicas de Marketing Digital han sido tan poderosas que al final del día terminamos codiciando deseos sin importancia, queriendo satisfacer necesidades triviales generadas por una tecnología que nos esclaviza en lugar de liberarnos.
Ésta infoxicación, trae en las empresas graves perjuicios originados en principio por la apatía, la falta de concentración y el desgano en muchas ocasiones no sólo por parte de los empleados, sino también en los mandos directivos.
Se ha producido – citando a Robin Sharma – una “desprofesionalización empresarial colectiva”. La gente que debería estar trabajando, enamorando a los clientes, mostrando sus habilidades extraordinarias, aportando un valor superior a sus organizaciones para alcanzar el éxito propio y de sus empresas pasa el tiempo viendo videos estúpidos en el teléfono, comprando zapatos por internet o mirando las redes sociales. Nunca había visto a la gente tan desconectada en el trabajo, tan ida, tan agotada. Y nunca había visto a la gente cometer tantos errores.
Así entonces, no digo que hay que prescindir de internet o de las redes sociales o en el caso de las empresas, prescindir del Marketing Digital; claro que no, pero sí podemos brindar un contenido más útil, necesario y sano que aporte valor no sólo al consumidor sino en definitiva a la propia empresa.
Si lográramos brindar contenido de calidad, innovador y motivador estoy segura que ese aporte al mundo traerá beneficios extraordinarios para su empresa.
Para lograrlo no hace falta prescindir del Marketing Digital, sino que éste sea un complemento más de un Marketing más profundo que se origina en la estructura misma de su empresa, sin importar cuán grande o pequeña sea ésta y en esto se fundamenta nuestro modelo Marketing Más Humano que lo invitamos a implementar juntos.
✍. Ju.